Volvemos a vivir con Jesús su Pasión: la aprehensión, interrogatorios,
flagelación, coronación de espinas y la
crucifixión.
Este día recordamos la Pasión del Señor: su aprehensión, los
interrogatorios de Herodes y Pilato; la flagelación, la coronación de espinas y
la crucifixión.
En aquel entonces, la crucifixión era la ejecución más cruel y
degradante que se conocía. Un ciudadano romano no podía ser
crucificado. La muerte sobrevenía después de una larga agonía.
Jesús en la cruz, fue capaz de perdonar a los que lo ofendieron.
Jesús en la cruz, fue capaz de perdonar a los que lo ofendieron.
Las “siete palabras" de Jesús son el testamento que nos deja
al morir y emprender su partida al Padre:
1) Padre,
perdónalos porque no saben lo que hacen.
2) En verdad te digo,
que hoy estarás conmigo en el paraíso.
3) Mujer ahí
tienes a tu hijo. Ahí tienes a tu Madre.
4) Dios mío,
Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
5) ¡Tengo sed!
6) Todo está cumplido.
7) Padre, en tus
manos encomiendo mi espíritu.
Desde la cruz, Jesús nos sigue dando su mensaje de amor y salvación
dejándonos a su Madre y enseñándonos a perseverar hasta el final. El sacrificio
de la cruz se vuelve a vivir en cada Eucaristía, por medio de ella, Jesús sigue
vivo y permanece con nosotros.
El viernes Santo lo conmemoramos con un Vía Crucis solemne y con
la Celebración de la Pasión del Señor en
la que se hace la adoración de la cruz.
ORACIÓN:
Mira, Señor, con bondad a tu familia santa, por la cual JESUCRISTO
nuestro Señor aceptó el tormento de la cruz, entregándose a sus propios
enemigos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén
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