Este día recordamos la Última Cena de Jesús con sus discípulos. Con la misa por la tarde del jueves Santo, da inicio el TRIDUO PASCUAL, que son los tres días de preparación a la Pascua, y el comienzo de su celebración.
En esta fiesta de modo especial, Jesús nos invita a cenar con Él, así como lo hizo con sus discípulos. Para celebrar esta fiesta conviene prepararnos espiritualmente para vivir intensamente la Misa, confesarnos previamente y recibir la Sagrada comunión, pues nosotros también somos sus discípulos y Jesús quiere compartirnos su Cuerpo y su Sangre.
Los grandes hechos que celebramos el Jueves Santo son:
a. La Institución de la Eucaristía
b. La Institución del sacerdocio
c. El mandato del Señor sobre la caridad fraterna
d. La oración en el Huerto de Getsemaní.
a. Institución de la Eucaristía
Jesús se reunió con sus discípulos para celebrar la Pascua, que era cuando el pueblo judío recordaba el haber sido liberado de los egipcios.
Durante esta cena, Jesús celebra la primera consagración al convertir el pan y el vino en su Cuerpo y en su Sangre. Con
las
palabras “Haced esto en memoria mía” instituye la Eucaristía, ya que les está
pidiendo a sus discípulos que continúen compartiendo el pan y el vino como Él
les ha mostrado. De esta manera les demuestra a ellos, y a todos nosotros, que
nos ama tanto que quiere quedarse con nosotros por siempre.
b. Institución del sacerdocio
Jesús también instituye el sacerdocio cuando les dice a sus apóstoles: “Haced esto en memoria mía”. Estas fueron las palabras que un grupo de doce hombres escucharon en el primer jueves santo de la historia y han sido repetidas por más de dos mil años por los sacerdotes en la Santa Misa. Así el milagro de la última cena, se repite en cada Eucaristía.
c. El mandato del señor sobre la caridad fraterna
Mientras estaban cenando, Jesús se levantó de la mesa, se quitó el manto y se ciñó una toalla, echó agua en una palangana y se puso a lavar los pies a sus discípulos (Jn 13, 2-5).
Jesús lava los pies a sus discípulos en señal de humildad, porque en aquel entonces sólo los esclavos eran quienes lavaban los pies. Con esto, Cristo nos dio un gran ejemplo, nos enseñó que la labor del cristiano es ayudar a los demás con una actitud de servicio, amor y humildad.
En la celebración de este día, la liturgia nos recuerda este gesto, cuando durante la Misa después de la homilía, el sacerdote lava los pies de doce personas repitiendo lo que hizo Jesús.
d. La oración en el Huerto de Getsemaní
Una vez celebrada la Última Cena, llegada la noche, Jesús se retiró, junto con Pedro, Santiago y Juan a orar en el Huerto de Getsemaní. Fue ahí donde Jesús aceptó cargar con los pecados de toda la humanidad antes de su Pasión. La agonía que padeció en estos momentos fue inmensa, sufría a tal grado que sudó gotas de sangre. Aun así, aceptó seguir adelante: “No se haga mi voluntad, sino la Tuya”. Con su ejemplo Jesús nos enseña cómo debemos orar, no sólo recitando frases bonitas o buscando satisfacer el propio egoísmo, sino haciendo oración aunque haya situaciones que no entendamos y confiando plenamente en lo que Dios nos pide.
La liturgia nos recuerda estos momentos cuando al terminar la Misa, después de hacer una procesión con el Santísimo, se invita a los fieles a hacer oración frente al Santísimo Sacramento, como símbolo de acompañamiento a Jesús en su agonía en el Huerto de Getsemaní.
b. Institución del sacerdocio
Jesús también instituye el sacerdocio cuando les dice a sus apóstoles: “Haced esto en memoria mía”. Estas fueron las palabras que un grupo de doce hombres escucharon en el primer jueves santo de la historia y han sido repetidas por más de dos mil años por los sacerdotes en la Santa Misa. Así el milagro de la última cena, se repite en cada Eucaristía.
c. El mandato del señor sobre la caridad fraterna
Mientras estaban cenando, Jesús se levantó de la mesa, se quitó el manto y se ciñó una toalla, echó agua en una palangana y se puso a lavar los pies a sus discípulos (Jn 13, 2-5).
Jesús lava los pies a sus discípulos en señal de humildad, porque en aquel entonces sólo los esclavos eran quienes lavaban los pies. Con esto, Cristo nos dio un gran ejemplo, nos enseñó que la labor del cristiano es ayudar a los demás con una actitud de servicio, amor y humildad.
En la celebración de este día, la liturgia nos recuerda este gesto, cuando durante la Misa después de la homilía, el sacerdote lava los pies de doce personas repitiendo lo que hizo Jesús.
d. La oración en el Huerto de Getsemaní
Una vez celebrada la Última Cena, llegada la noche, Jesús se retiró, junto con Pedro, Santiago y Juan a orar en el Huerto de Getsemaní. Fue ahí donde Jesús aceptó cargar con los pecados de toda la humanidad antes de su Pasión. La agonía que padeció en estos momentos fue inmensa, sufría a tal grado que sudó gotas de sangre. Aun así, aceptó seguir adelante: “No se haga mi voluntad, sino la Tuya”. Con su ejemplo Jesús nos enseña cómo debemos orar, no sólo recitando frases bonitas o buscando satisfacer el propio egoísmo, sino haciendo oración aunque haya situaciones que no entendamos y confiando plenamente en lo que Dios nos pide.
La liturgia nos recuerda estos momentos cuando al terminar la Misa, después de hacer una procesión con el Santísimo, se invita a los fieles a hacer oración frente al Santísimo Sacramento, como símbolo de acompañamiento a Jesús en su agonía en el Huerto de Getsemaní.
El Triduo Pascual, en el que CRISTO murió, descansó en el sepulcro y resucitó de entre los muertos, constituye el punto culminante de todo el año litúrgico.
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