El espejo chino
"Había una vez un campesino chino, el cual
iba a ir a la ciudad a vender la cosecha de arroz en la que él y su esposa
habían estado trabajando. Su mujer le pidió que, aprovechando el viaje, no se
olvidase de traerle un peine.
El hombre llegó a la ciudad y una vez allí vendió
la cosecha. Tras hacerlo, se encontró y reunió con varios compañeros y se
pusieron a beber y a celebrar lo conseguido. Después de ello, y aún un poco
desorientado, el campesino recordó que su esposa le había pedido que le trajera
algo. Sin embargo no recordaba el qué, con lo que acudió a una tienda y
compró el producto que más le llamó la atención. Se trataba de un espejo, con
el cual regresó a su hogar. Tras dárselo a su esposa, se marchó de nuevo a
trabajar en el campo.
La joven esposa se miró en el espejo, y
repentinamente empezó a llorar. La madre de esta le preguntó el porqué de tal
reacción, a lo que su hija le pasó el espejo y le respondió que la causa de sus
lágrimas era que su marido había traído consigo otra mujer, joven y hermosa. La
madre de esta miró también el espejo, y tras hacerlo le respondió a su hija que
no tenía de qué preocuparse, dado que se trataba de una vieja".
Este cuento
de autor anónimo. Se trata de una
narración muy breve que tiene diferentes posibles interpretaciones, pero que
entre otras cosas nos habla de cómo nos vemos nosotros mismos reflejados en el
mundo, estas mujeres al verse por primera vez no se reconocen y en el caso
nuestro , la diferencia entre cómo nos creemos que somos y cómo somos en
realidad, a menudo subestimándonos o sobrevalorándonos.
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