Una niñita invitó
a su madre a una reunión de padres y maestros que se celebraba en la escuela
primaria a la que asistía. Aunque la niña no deseaba que fuera, la madre aceptó
la invitación. Sería la primera vez que sus compañeros de clase y su maestra vieran
a su madre, y le daba vergüenza su aspecto. A pesar de que era una hermosa
mujer, había una gran cicatriz que cubría casi todo el lado derecho de su
rostro y la niña le impresionaba tanto que nunca quería hablar acerca de por
qué o cómo se la había hecho.
En la conferencia, la gente quedó impresionada con
la bondad y la belleza natural de su madre, a pesar de la cicatriz, pero la
niña seguía avergonzada y se ocultó de todos. Sin embargo, se mantuvo a una
distancia que le permitía escuchar lo que decían su madre y su maestra en una
conversación, y esto fue lo que oyó: –¿Cómo se hizo esa cicatriz en la cara? Le
preguntó la maestra. La madre respondió: –Cuando mi hija nació, se incendió la
habitación en la que dormía. Todos tenían demasiado miedo de entrar, porque el
fuego estaba fuera de control, de manera que me arriesgue y entré. Cuando
corría hacia su cuna, vi que caía una viga del techo y me lance sobre mi hija
para protegerla. El golpe me dejó inconsciente, pero gracias a Dios, entró un
bombero y nos salvó a las dos. Esta cicatriz me acompañará por siempre, pero
nunca lamentaré haber hecho lo que hice.
En ese punto, la niña se dio cuenta del sacrificio
que su madre había hecho para salvarla y corriendo hacia ella con lágrimas en
los ojos, la abrazó y la tomó de la mano durante el resto del día.
Esta reflexión me lleva a pensar en tantos
hijos que sienten vergüenza de sus padres, lo entiendo en la pre adolescencia y hasta en
la adolescencia misma porque la palabra lo dice adolece de tantas cosas.
La vergüenza afecta la identidad, disminuye o destruye
la autoestima y nos deja con una sensación de
frialdad interna, por eso es
importante que los padres estén atentos a cualquier cambio de comportamiento de
su hijo, desde la niñez, porque el niño tiene que aprender a lidiar con las
diferencias y no solamente huir de la situación.
Muchas veces veo en el Facebook, Sónico, twitter. etc. que
jóvenes y hasta adultos hacen alarde de sus amigos, fotos de hijos, esposo pero
jamás de sus padres y pienso estarán muertos y me da miedo preguntar.
El cuarto mandamiento de la
Ley de Dios dice: Honrar padre y madre, por lo tanto avergonzarse de los padres
nunca está justificado, ama a tus padres preséntalos con orgullo.
Lic. Eveltsy torres Meriño –
Asistente Terapias Psicológicas Mercedes Vega
Excelente
ResponderEliminarME GUSTA !!
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