domingo, 8 de diciembre de 2013

“DI LA VERDAD Y NUNCA TENDRÁS QUE RECORDAR LO QUE DIJISTE”.


El pastorcito mentiroso
El pastorcito tenía muchas ovejas. Las llevaba al campo para que comieran pasto y las cuidaba por si aparecía el lobo.
Las ovejas comían y el pastor se aburría. Un día, para divertirse, se puso a gritar:
- ¡El lobo! ¡Socorro! ¡El lobo!
Los campesinos lo escucharon y, dejando sus trabajos, corrieron a espantar al lobo. Fueron con palos y palas, con horquillas y rastrillos.
- ¿Dónde está ese lobo? -preguntaron.
Entonces el pastorcito se echó a reír.
- Era un lobo de mentira -dijo-. ¡Era una broma!
Los campesinos, muy enojados, volvieron a sus campos.
Días después, el pastor volvió a gritar:
- ¡El lobo! ¡Socorro! ¡El lobo!
Cuando llegaron los campesinos, él les dijo, muerto de risa:
- ¡Era otra broma!
Pero un día, en el campo apareció… ¡el lobo! Un lobo negro que tenía muchas ganas de comer ovejas.
- ¡El lobo! -gritó el pastorcito-. De veras, ¡vino el lobo!
"Otro lobo de mentira", pensaron los campesinos. Y nadie fue a socorrerlo.
El lobo se comió las ovejas más gorditas. Las otras, escaparon de miedo y el pastor perdió todo su rebaño.
Había dicho tantas mentiras que, cuando dijo la verdad, nadie le creyó.

Al que acostumbra mentir, nadie le cree ni cuando dice la verdad.
 Muchos niños mienten por evitar un castigo ,  a veces porque se imaginan cosas, mienten a sus amiguitos para que crean que ellos tienen más y dominar , también mienten porque esperan una recompensa de sus padres y por supuesto mienten por que aprendieron de  ellos, un ejemplo claro es cuando no quieren atender a alguien y dicen “andá y  decile que no estoy” y ahí se ve que el hábito de mentir se convirtió en una costumbre y la estoy plasmando en  mi hijo como  si fuera un legado de generación en generación.
La persona adicta a las mentiras o el mentiroso crónico, llega al extremo de creer en  sus propias mentiras. Las mentiras son madres de mentiras, es decir, una mentira lleva a otra mentira, con el fin de ocultar la primera.
Vivimos en un mundo de  engaños, mentir ya es aceptado  como una filosofía de vida, que además la están recibiendo  los niños y adolescentes y  como resultado ellos también mienten.     
Los  mentirosos triunfan al seducir nuestra confianza y luego al  violar esa confianza, pero lo más terrible es que los niños quedan a  merced  de la incoherencia existente entre los valores que normalmente le inculcan los adultos y esas manifestaciones con las que contradicen con la práctica lo que teóricamente proclaman.  
 Había una vez un padre de  familia fue a un parque de diversiones con sus dos hijos, uno de 3  años de edad y el otro de 6 años.  La entrada tenía un costo de  5 dólares para los niños menores de 5 años y de 10  dólares para los niños mayores de 5 años.  Cuando se  acercó a la  a la ventanilla donde vendían los boletos, el   empleado le preguntó:
-    ¿Cuál es  la edad de los niños?
El hombre le  respondió:
-    3 y 6  años.
El  empleado le  replicó:
-    ¿Es  usted tonto?   Me ha podido decir que tienen 3 y 5 años y pagar sólo la tarifa  de 5 dólares.  Ahora que me dijo la verdadera edad de sus hijos,  tendré que cobrarle más.  ¿Acaso cree que alguien se hubiera dado cuenta?
El padre le  respondió:
-    SÍ, MIS HIJOS.
Si queremos prevenir al niño contra la mentira, tendremos que crear en torno a él un clima de autenticidad y veracidad, en el cual lo más importante sea la conducta honesta, coherente y libre de hipocresías;  enseñarle a tu hijo normas y pautas de conductas que sean las mismas que tiene en casa no que al ir de visita le obligues a comportarse de una manera y cuando llega a casa da lo mismo.
La mentira pone de manifiesto un fallo de la personalidad, una pendiente hacia el aislamiento y la desconfianza. Por tanto, luchar contra ella no es más que un alarde de buena voluntad, pero que está condenado al fracaso.
 Es necesario inculcar valores firmes tanto en el hogar como en la escuela.
 No  admitir la mentira como «gracia o broma», 
 Los adultos  no estimular la mentira de niño o adolescentes utilizándola para  fines particulares
Recuerden siempre  curar la mentira es más difícil que prevenirla y te aseguro que a la larga LA VERDAD  garantiza el equilibrio y la felicidad
“DI LA VERDAD Y NUNCA TENDRÁS QUE RECORDAR LO QUE DIJISTE”.

Lic. Eveltsy Torres Meriño – Asistente Terapia Psicológica Mercedes Vega

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