CRECER SIENDO ADULTA
Hace unos años vivía con
mis padres, nunca me di cuenta que
cuidaba de ellos, porque siempre las indirectas de quienes no nos conocen te
hacen sentir que tus padres cuidan de ti, por ello viene bien la frase que dice:
solo el dueño de la casa saben dónde están las goteras. Así que no aceptes
críticas de quien no sabe ni un tercio de lo que tú vives, porque solo tú sabes
cuáles son tus luchas y tus heridas.
Y de pronto recibí el
golpe más grande que alguien pueda tener, mi padre con cáncer terminal, y te nacen todo tipo de emociones. La mayoría malas, pero debes seguir y las
cosas parecen como de costumbre. Otros días pueden ser muy difíciles. ¿Tienes
choque y aturdimiento? ¿Sientes enojo o temor? ¿Sientes que la vida es injusta?
No estás bien.
Una noche abrí la
ventana para mirar al cielo y preguntar ¿porque? Fue entonces, que sentí crecer
mi ser siendo adulta, tenía más responsabilidades, debía encontrar el equilibrio, debía escuchar y comprender a mi padre en especial cómo
se sentía. No subestimar, ni cambiar la manera en que actuaba. Le hacía saber que podía contar
conmigo en sus proyectos aun sabiendo que eso no podía ocurrir, había momentos en que la incertidumbre y el miedo
hacia que se sienta enojado, deprimido o
encerrado en sí mismo. De nuevo debía crecer más aun y encontrar el camino con
dos pasamanos así no caer.
El cáncer es una
enfermedad que produce miedo, y puede crear mucha dificultad para quienes no
han tratado con ella. El cáncer a menudo
obliga a cambiar los roles habituales en la relación. Una persona que siempre
ha estado a cargo o que se ha desempeñado como jefe de familia puede tener problemas en
aceptar un rol más dependiente.
O una
persona que no se ha desempeñado en esos roles puede tener problemas para
asumir el control y convertirse en un cuidador como era mi caso.
Ahora puedo decir que
aprendí a crecer más allá de ser adulta, siento paz por haber dado todo tiempo,
sentimientos, atenciones, dedicación, parte de mi vida y sé que así lo sintió,
es que siempre demostró y nos enseñó lealtad, seguridad, orgullo y compasión.
Gracias papá por enseñarme hasta el final de tus días a
CRECER AUN MAS.-
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